jueves, 12 de abril de 2012

Los "niños incómodos" y el factor de shock electorero

Estamos en plena guerra de campañas. Los candidatos se deschongan, se comprometen, hacen apuntes sobre la actualidad del país...y de propuesta, nada. Algo que ha cambiado, sin embargo, en la arena política en los últimos años, es una entelequia que se ha dado en llamar "participación ciudadana", en donde, supuestamente, miembros equis de la sociedad, justamente como usted o como yo, encuentran nichos desde los cuales expresar sus opiniones y hasta sus exigencias a los políticos. Huelga decir que el que estas iniciativas "ciudadanas" salgan del seno mismo de la sociedad civil es una mentira: los de la campaña de las toallas sanitarias estaban más que cobijados por el señor Bejarano, que de "sociedad civil"--entiéndase por esto "apartidista"--tiene lo que yo de marciana, y los del "Alguien tenía que decirlo", más bien, la cabeza visible de tal "organización", que se ha apropiado de la palabra "pinche" como su eslogan, es un fulano que está evidentemente muy bien conectado en el mundo de los políticos y cuya revista tiene bien poco de opinión de la "sociedad civil", en esta ocasión entendida como los ciudadanos cualquiera, como usted o como yo; es más, en un esfuerzo por levantarse como el abanderado de la opinión "libre", el tipo no cuenta entre sus colaboradores a ilustres desconocidos, que se supone, es el objetivo que persigue. No, la libertad de expresión tiene límites: si es usted Juan Pérez, tiene todo el derecho de ir a la página de la organización esa a tirar cuantos "pinches" le plazcan, pero no más.

Así las cosas, la ciudadanía que no tiene para contratar espectaculares o camiones para publicitar sus "esfuerzos ciudadanos" y que busca hacerse oír busca acuciosamente cuanto medio se le ofrece, justamente como hace una servidora. Algunos abren blogs de opinión, que se hacen más o menos famosos en la hoy concida como "blogósfera"; otros participan en foros de opinión y hay quienes simplemente se limitan a agradecer a los medios electrónicos que les den un "espacio" en su sección de comentarios a noticias o videos. La desesperación manifiesta de quienes buscan espacios "donde expresar mi opinión como ciudadano" en ocasiones llega a tanto que se arman acalorados debates en las redes sociales, en los comentarios a videos y en la sección de preguntas y respuestas de conocidísimo portal. Y la gente está tan hambrienta y tan ansiosa de escuchar voces distintas de las de los informadores de siempre--a quienes tachan de esto y de aquello, como si para validarse como opinón con credibilidad hiciera falta la credencial de descalificar a los "medios" o a las "televisoras", los eternos villanos en el juego electoral, ya que, a decires de muchos son quienes hacen o deshacen a los aspirantes a cualquier puesto de elección popular a su modo y conveniencia--que cae presa fácil de ciertas manifestaciones aparentemente gestadas y dadas a luz de manera "independiente". Independiente, se entiende, del juego que se juega en la palestra de los políticos.

Tómese, por ejemplo, el caso del video de los "niños incómodos". Si no lo ha visto, diré que se trata de un pequeño sketch de la vida diaria en México, sólo que actuado exclusivamente por niños. Así, vemos niños asaltados o secuestrados por otros niños, niños manifestándose en las calles reprimidos por niños granaderos, niñas en una calle paralizadas por el terror causado por una balacera orquestada por niños policías quienes, a su vez, van a capturar a un niño narcotraficante...Hay que alabar la habilidad de quien construyó semejante discurso, porque la gente cayó redonda. Los comentarios no tienen desperdicio: están desde quienes asienten bovinamente diciendo que qué razón tienen al apuntar tan claramente la realidad del país hasta quienes afirman de manera contundente que es cierto que los nenes son ahora las nuevas armas de la delincuencia porque ya son ellos los que roban, secuestran, trafican drogas y hasta asesinan. Puede que todos los comentarios tengan su punto de razón, pero también queda algo muy claro: la capacidad de análisis de la gente se diluye, se desvanece ante el entusiasmo de oir "voces ciudadanas" que dicen "lo que queremos oir, lo que en verdad necesitamos, no las mentiras de los políticos".

Es verdad aquello de que "lo que choca, checa", es decir, aquello que más nos choca es justamente lo que más nos resuena porque muy probablemente en el tapadillo, en el clóset, pensamos y hacemos lo mismo. En este caso, sucedió lo que los perpetradores del choque visual de moda querían: que la gente sintiera que estaba "despertando", que la gente se revolviera, que tomara por bandera y convirtiera en "ciudadana" una iniciativa empresarial, que vociferara que efectivamente, un país así no lo quieren para sus hijos, que los políticos tienen que cambiar, que son ellos los que tienen que venir a cambiarnos el rumbo. Y hasta ahí, muy bien. Yo creo, más bien, que lo que sucedió lo ilustran muy bien las palabras de Upton Sinclair al ver la reacción de la gente cuando se publicó su "The Jungle", allá en los primeros años del siglo pasado: "yo apuntaba al corazón de la gente y le di a su estómago". Porque, como ya apunté anteriormente, "lo que choca, checa"; la retórica del video y su elevadísimo factor de choque tapan efectivamente la primera pregunta que, en todo caso, cualquier ciudadano verdaderamente responsable y consciente se haría: "y si esos niños son delincuentes (porque hay que entender que hay quienes se tragaron el pavo hasta la cola), ¿dónde quedaron sus padres?" Y el video le dio, y muy certeramente, al estómago de la gente, al grado que exclaman: "ya basta, ya no más, ¿qué futuro les vamos a dar a nuestros hijos, qué país, con esos políticos que tenemos?", tal como si los políticos se dieran en macetas o los empresarios vinieran de otro planeta.

Amén de las muy curiosas reacciones de la gente frente a un video protagonizado por niños actores, cosa que no hay que perder de vista, pero patrocinado, producido y escrito por adultos, queda claro que el factor de choque cumplió con su cometido: hacer pensar a la gente que la situación está tan mal que efectivamente los niños corren grave riesgo de convertirse en delincuentes a temprana edad por culpa del gobierno, porque el gobierno no hace nada, porque el gobierno está pervirtiendo la inocencia de los niños, como si fuera la obligación del gobierno hacer de nana de los hijos que los ciudadanos, muy libremente, traen al mundo para luego desentenderse de ellos. Porque si vamos a ponernos literales, tal como hace mucha gente que comenta el video, podría muy bien apuntarse la ausencia de los adultos y podría muy bien decirse que es justamente la situación de millones de niños a los que los padres dejan al cuidado de la vecina, de la abuela, si bien les va, o de la televisión; y también podría y debería señalarse que, cuando esos niños de los que nadie se ocupó se convierten en delincuentes juveniles, a los padres, sí, a esos mismos padres que los trajeron al mundo para botarlos después, les da por quejarse: que si en la escuela no los educan, que si la televisión es basura y por eso los niños son así, que si acá que si allá para terminar por decir que nada funciona y que el gobierno es corrupto porque no hace lo que le toca y por eso sus hijos acabaron en la correccional primero y en la cárcel después. Sí, efectivamente, el video cumplió con el cometido de decirle al ciudadano, una vez más, que no importa que él organice la pachanga, haga el escándalo, traiga a los borrachos y destroce la casa; siempre habrá la chacha que tendrá que venir a limpiar el tiradero y de la cual quejarnos cuando la casa no quede limpia.

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